Polo Democrático: Momento de crisis y construcción de una nueva izquierda.

“Los hombres somos transitorios, pero los partidos organizados, con sus virtudes y defectos, son fuerzas permanentes y necesarias, llamadas a progresar y a perfeccionarse”.

Marcelo Torcuato de Alvear

A 6 años de su fundación el Polo Democrático atraviesa por su crisis más profunda moral e institucional: El consenso interno, la unidad, el reencuentro con sus bases y movimientos sociales surgen como alternativas para institucionalizar definitivamente a la única colectividad de izquierda en el espectro político nacional.

Por: Felipe Pineda

Cuando a finales de 2005 las dos coaliciones que dan origen al proyecto del Polo Democrático Alternativo deciden unirse nadie imaginó que su repercusión y gran alcance inicial se diluyera de manera parcial en un periodo tan corto, mucho menos que la tesis principal que alentó su convergencia inicial –unir a toda la izquierda democrática en torno a un proyecto único- se convirtiera en su principal talón de Aquiles.

Este documento no pretende reconstruir y poner nuevamente en el centro del debate la pugna entre el sector dominante del PDA y la nueva corriente política que ha emergido en la política nacional llamada Progresistas. Más bien asume la ruptura a la vez que plantea una serie de alternativas que parten de la base de pensar en colectivo el lugar que el Polo Democrático debe ocupar de cara a futuro en el panorama político nacional con respecto a la Unidad Nacional, sus nuevos aliados estratégicos y el Uribismo. Solo de esta manera será posible determinar un marco de acción y clarificar la importancia del proyecto del Polo para la vida democrática del país.

Lecciones de las recientes elecciones regionales: El castigo al PDA

Las elecciones del 30 de Octubre dejaron un escenario confuso para la institucionalidad de los partidos políticos tradicionales quienes fueron derrotados en las ciudades y departamentos principales así como en ciudades intermedias otrora fortines del debilitado bipartidismo por los grupos significativos, lo que marca una tendencia clara sobre el afianzamiento del caudillismo en la arena electoral nacional paralela al descredito creciente de las agrupaciones políticas en la opinión pública que se traduce en la consolidación de ese electorado de opinión volátil que sigue votando por oleada a favor de aquellos candidatos novedosos, no tradicionales de turno (El efecto Gaviria Díaz, Samuel Moreno, Mockus, Petro).

Es claro que el Polo fue el gran perjudicado del auge de esta oleada de movimientos ciudadanos, lanzados meses antes de las anteriores elecciones mediante el proceso de firmas a nivel nacional y el partido más castigado por la opinión pública colombiana al haber cargado con el descredito de la alcaldía de Samuel Moreno estigma que repercutió igualmente en sus resultados regionales que tuvieron como segundo factor en contra la “Bogotanización” excesiva del PDA que le restó sin lugar a dudas fortaleza en la provincia representado en el margen de maniobra mínimo que tuvieron las coordinadoras regionales, departamentales y municipales para contrarrestar el “Efecto Anapo” lo que se tradujo en los pobres resultados de 2011 comparados a los de 2007.

Sin embargo, los resultados obtenidos en departamentos como el Valle del Cauca (Con María Isabel Urrutia a la cabeza) y Nariño, cualitativamente superiores a los obtenidos en la capital de la república traen como lección principal la necesidad imperiosa de descentralizar al PDA para darle un rango de acción realmente nacional.

El caso Bogotá: Síntomas de una tragedia anunciada

Cuando parecía inminente la no presentación de candidato alguno para la alcaldía de Bogotá por parte del PDA y los plazos para tomar una decisión al respecto vencían, el nombre de Aurelio Suárez emergió como una carta de salvación: quien mejor para lavar aquella mala imagen dejada por el ex burgomaestre polista en líos judiciales que un hombre colmado de virtudes, intachable a nivel ético y moral, de sólida base política y académica, pero con el atenuante nunca superado de empezar y terminar la carrera por la candidatura a la alcaldía siendo un total desconocido para el grueso de la opinión pública bogotana.

Su nombre surge oficialmente después de una votación realizada por los delegados distritales del Partido y de la presentación oficial que el ejecutivo nacional hizo del candidato, dirección que intentó de ahí en adelante posicionarlo y lograr su aceptación, encontrándose con una negativa generalizada pero soterrada por parte de las bases polistas debido al ascenso vertiginoso de Gustavo Petro en las encuestas, candidato que audazmente capitalizó la campaña presidencial para darse a conocer ante la opinión pública y lograr la adhesión de importantes sectores de izquierda hasta hace poco reacios a seguirlo en cualquier aventura política que reforzaron su intención de acompañarlo debido a los errores de una dirección nacional caracterizada por su férreo verticalismo y un particular desdén por la construcción colectiva.

En resumidas cuentas es probable que las múltiples adhesiones de sectores declarados polistas a la campaña de Petro hayan sido la “cuenta de cobro” de las bases al sector hegemónico (PC-MOIR-ANAPO) que terminaron con los pobres resultados obtenidos en la ciudad de Bogotá.

Independiente de cualquier tipo de juicio ético que pueda ser realizado a las acciones del candidato progresista y a las bases del partido, al interior del Polo permanecen sin resolver un trio de disyuntivas internas que toman forma de preguntas ¿La dirección actual del PDA estaba en el derecho de exigir algún tipo de lealtad a su base y a sus militantes? ¿Solo las crisis y las derrotas se convierten en las únicas oportunidades de estimular la construcción desde abajo en los partidos políticos? ¿Sigue siendo Petro la cortina de humo de una dirección nacional incapaz de asumir responsabilidades políticas por la debacle?

El presente

Aunque los resultados marcan el derrotero de esta coyuntura sigue siendo alentador que a pesar de atravesar la peor crisis desde su fundación no todo está perdido para la colectividad amarilla: Al interior empieza de a poco a emerger un verdadero “Mea Culpa” por lo no realizado durante los 8 años de administración en la ciudad de Bogotá y por los errores de dirección, táctica y estrategia que se ve expresado en los múltiples comunicados de tendencias diversas que convergen en su interior como Nueva Democracia Moirista, Fuerza Común y Polo al Sur, entre otros así como en artículos de opinión de diversa índole que antes y después de las elecciones se pronunciaron sobre el desatino de apoyar hasta el último segundo a los hermanos Moreno en sus cruzadas individuales a costa del descredito del partido por el cuál fueron avalados para sus cargos (Senado y Alcaldía).

Sin embargo algunos otros factores desequilibrantes siguen sin ser resueltos: La negativa parcial del actual sector dominante al interior del Polo (PC-MOIR) de permitir una nueva correlación de fuerzas que conduzca a un proceso interno realmente plural y amplio, con la participación de nuevos sectores en los procesos de toma de decisiones a nivel nacional, departamental, municipal y local; La falta de respuestas de fondo frente al tema Gustavo Petro; La ruptura total del PDA institucional con los movimientos indígenas, sociales y comunales; La inexistencia de comités de base en todo el país (Que yacen como letra muerta en los estatutos del Polo pero que en la práctica no han sido construidos); El divorcio parcial del partido con las clases medias del país entre decenas de errores más que aparecen como retos a superar en el mediano y largo plazo.

El gran desafío sigue siendo sin lugar a dudas lograr poner el debate del desastre actual como punto principal de la agenda polista de manera inmediata para lograr redireccionar de manera colectiva y consensuada el rumbo errado que trae el proyecto político de la izquierda nacional en la actualidad. El congreso ideológico del 27 y 28 de Febrero de 2011 y el congreso Nacional del partido surgen como los escenarios ideales para no dilatar más la búsqueda de respuestas y asumir la responsabilidad política de la debacle sin sectarismos ni cortinas de humo.

El futuro

Nadie sabe a ciencia cierta en que puede terminar la pugna casi declarada entre el presidente Santos y el ex presidente Uribe pero para nadie es un secreto que el primero ha sabido alinderar el espectro político hacia el centro dejando “sin oxigeno” al segundo quien semanalmente sigue desdibujándose con declaraciones y pronunciamientos beligerantes que cada vez encuentran menos eco en la opinión nacional e internacional lo que ha servido para consolidar un centrismo ampliado –Que ha terminado por denominarse Unidad Nacional- construido por el liberalismo en proceso de reunificación en cabeza de Cesar Gaviria para sacar del ajedrez del poder de manera definitiva a Álvaro Uribe.

En ese orden de ideas la unidad nacional ha entendido la necesidad de contar con el apoyo directo o indirecto de aquellos sectores otrora declarados anti uribistas de izquierda que se han acercado al centro para lograr dicho objetivo.

Y es precisamente en el lugar político que debe ocupar el PDA donde radica la diferencia que el Polo debe marcar con respecto a Santos (Que desearía contar con el Polo en la Unidad Nacional), con respecto al sector progresista liderado por Gustavo Petro (Que aguarda la radicalización definitiva del partido para ganar el espacio de la Centro Izquierda desde posiciones cada vez más ambiguas) y con relación al mismo Uribe quien anhela que el Polo siga oponiéndose de manera irracional a Santos para tener un aliado indirecto en su batalla frontal contra el actual presidente.

El Polo en la coyuntura actual debe ratificar su carácter independiente con respecto a la Unidad Nacional del presidente Santos cuya agenda en términos generales dista mucho de los intereses de la nación (En temas claves como el manejo del Estado, la política económica, las relaciones con organismos internacionales como el FMI y el banco mundial, la política comercial mediada por los TLC, la política minera entre muchos otros temas) y no desdibujarse en su afán de fortalecerse electoralmente, lo que implica consolidarse como un partido capaz de construir una alternativa social y ciudadana a la Unidad Nacional y sus nuevos aliados estratégicos atrayendo a sectores de centro desde su posición de izquierda.

Como insumo al debate sobre el lugar y posición que Polo Democrático debe asumir en el ajedrez político cabe aclarar que no es lo mismo atraer sectores de izquierda y derecha instalado en el centro –Como lo hizo Angelino y Lucho Garzón y mas reciente Gustavo Petro- que atraer a sectores del centro desde la izquierda democrática ya que esta última posición implica posicionar en el centro político la agenda de la izquierda desde el seno de la misma izquierda, es decir “izquierdizar el centro” de la misma manera que el ex presidente Uribe en su momento logró “derechizarlo” desde la derecha.

Seguidamente, así como es menester retomar el “romance” con los sectores de opinión, con el centro político, no se puede entender lo anterior sin la ratificación del carácter de Izquierda del Polo, la cuál debe entenderse desde la lógica de procesos exitosos en Latinoamérica que terminaron en gobierno sin perder nunca su norte ante el cortoplacismo de proyectos que intentaron mostrarse como iguales o intercambiables para frenar el avance de alternativas realmente transformadoras (A manera de ejemplo podemos tomar la aparición del MDB o el PSDB que nunca lograron desdibujar o eclipsar al proyecto que el PT tenía para los brasileños, lo mismo que la experiencia del Frente Amplio y la edificación de una propuesta diferente a la del bipartidismo Uruguayo que terminó con la llegada al poder de esta colectividad).

Propuestas y alternativas para la construcción de un nuevo Polo

– Crisis en el Polo: Una oportunidad para crear una partido de alternativa social urbana verdadera

La socialdemocracia, el socialismo, comunismo y el mismo movimiento sindical –independiente su descalabro producto de las reformas laborales llevadas a cabo en los últimos 20 años- están paralizados porque el mundo en el que nacieron y crecieron está desapareciendo rápidamente.

La crisis del PDA sumado a lo anterior se presenta como el momento indicado de reformular la estrategia, hacerla más flexible, menos dialéctica, más urbana y volcada hacia aquellos fortines que nunca desde la institucionalidad debió abandonar y que hábilmente han sido aprovechados por “Caciques electorales del bipartidismo ampliado”: las ligas de usuarios, los movimientos comunales, las juntas de acción comunal, es decir, cerca de las reivindicaciones ciudadanas en todo aquel sitio donde la lucha social tome lugar.

Todo lo anterior requiere de un accionar menos burocrático y más cercano a las necesidades de la sociedad como conjunto ampliado retomando principios básicos de ética y compromiso con el grueso de la población urbana nacional. Seguidamente, se hace fundamental la creación de los comité de base con participación de estos en los organismos de decisión del partido a nivel comunal, local, municipal, distrital y departamental. Solo así será posible acercar a la colectividad amarilla a esos principios elementales de democracia directa, participativa y representativa que han sido aplicados de manera tenue desde su fundación.

– Polo en movimiento: El matrimonio del partido con las reivindicaciones sociales en marcha

La crisis nos deja la lección de la importancia de gobernar más allá de los escritorios y ampliar la acción política a terrenos no electorales, por ello se propone acompañar con más vehemencia las diversas luchas sociales representadas en movimientos amplios como la Marcha Patriótica, El Movimiento de víctimas, el Congreso de Tierras, El Congreso de los Pueblos así como consolidar el trabajo conjunto con la Coalición de movimientos y organizaciones sociales de Colombia – COMOSOC con el fin de unificar criterios políticos y de acción para la movilización social y política en el país.

– Polo en convergencia: La importancia de las tendencias

La pluralidad se convierte en el principal baluarte del partido y sus tendencias la representación de los diferentes matices que subsisten en el PDA, por ello es menester contar con un mapa de tendencias que permita identificar su existencia, ideario, posición ideológica y miembros de sus respectivos comités ejecutivos con el fin de endilgar responsabilidades ante cualquier tipo de decisiones políticas que cada tendencia tome y de esta manera desestimular el accionar unilateral de las tendencias con respecto a las posiciones que adopte el partido.

Igualmente con el fin de regular a todas las tendencias se hace imperioso oficializar lo que actualmente es el Polo, es decir un partido con algunos partidos al interior y diversas tendencias, por lo que se sugiere que el PDA se convierta en un frente con tendencias y partidos que asuman su responsabilidad como tal en lugar de un partido único en donde los sectores dominantes hablan a nombre de toda la colectividad y no a nombre propio omitiendo cualquier tipo de consenso.

– Polo Digital: El partido a la vanguardia de la lucha política en red.

Cuando es inminente de cara a futuro la implementación del voto electrónico (contemplado en la legislación nacional mediante la ley 892 del 2004), los partidos políticos a nivel mundial ven en internet el nuevo canal de disputa ideológica y electoral. Prueba de ello las primarias del PS Francés y las del partido demócrata nor¬teamericano, las cuales contaron con un basto componente de votantes en red.

La política 2.0 (Como se le denomina a la política en redes sociales vía internet) pone en jaque el axioma organizativo tradicional. La política en red amplía el activismo gradual, la interpretación textual de las cosas, la replicación de ideas novedosas, la aparición de nuevos liderazgos, el acercamiento de los jóvenes a la política de manera espontánea, organizada, solitaria o en red.

Esta movilización de energía para la acción reformula el modelo de partido tradicional pensado fun¬damentalmente como maquinaria electoral vertical y que ha ido abandonando poco a poco su cercanía con la ciudadanía para poner al militante político en igualdad de condiciones con los líderes políticos debido a la retroalimentación que este nuevo modelo genera.

– Polo en construcción: La importancia de consolidar formación política y pensamiento al interior del PDA.

Se repite una y otra vez que la sumatoria de militantes le dan forma y vida a los partidos políticos, sin embargo muchos de quienes simpatizan o participan en las actividades realizadas por el PDA desconocen la identidad, historia, ideas y postulados que hacen del Polo un partido con una serie de particularidades diferentes a las de sus pares en Colombia.

Precisamente por estos y otros motivos se hace imperiosa la consolidación de diplomados en formación política a lo largo y ancho del país como parte del proyecto de un centro de pensamiento, replicando la experiencia a gran escala del Diplomado en Formación política celebrado en Bogotá como una forma de crear conocimiento, compartir ideas y aprender de manera colectiva ofreciendo herramientas a los líderes para que realicen una transición exitosa de líderes comunales y locales a cuadros políticos.

De la misma manera es necesaria la creación de un Centro de pensamiento (lo que se conoce en otras latitudes como Think Tank) que se encargue de pensar el proyecto de izquierda democrática desde el plano académico, consolidando en el largo plazo las doctrina del Polo Democrático y de esta manera generar los lineamientos para institucionalizar al partido desde el lindero ideológico y dotar a las futuras generaciones de herramientas para tomar decisiones, ejecutar políticas de gobierno e implementar proyectos con un soporte teórico, ideológico y práctico en torno al proyecto que el PDA ofrece al país.

Finalmente cabe recordar que la reforma política del 2010 ya contempla este tipo de Centros al hablar tácitamente en su artículo 18 de la obligación de los partidos de destinar obligatoriamente el 15% de sus recursos a cursos de formación y capacitación política en sus centros de pensamiento.