Elecciones en Venezuela: victoria agridulce de Chávez

El presidente venezolano, Hugo Chávez, planteó las elecciones legislativas del domingo como un ensayo de las presidenciales de 2012 y los venezolanos le respondieron concediéndole una victoria pero dando un voto de confianza a la oposición.

El partido del presidente venezolano, Hugo Chávez, ganó las elecciones parlamentarias del domingo al lograr al menos 94 diputados sobre un total de 165, pero compartirá el poder con la oposición, que obtuvo más de un tercio de los escaños y dijo haber tenido un 52% de los votos.

Ocho horas después del fin de las votaciones, el Consejo Nacional Electoral (CNE) divulgó unos resultados incompletos pero reveladores, según los cuales el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV, en el poder) tendría al menos 94 diputados, la oposición un mínimo de 60 y el partido de izquierda Patria Para Todos (PPT), dos.

De esta forma, Chávez no alcanzó su objetivo de conseguir dos tercios de escaños, esencial para avanzar en su proyecto de socialismo del siglo XXI y para llegar fortalecido a las presidenciales de 2012. Con 110 diputados, es decir dos tercios de la Asamblea Nacional, el PSUV habría podido aprobar leyes orgánicas y lanzar una Asamblea Nacional Constituyente, así como nombrar, sin debate previo, a los responsables del resto de poderes públicos, como la Fiscalía general, la presidenta del Tribunal Supremo o el poder electoral.

«Bueno mis queridos Compatriotas, ha sido una gran jornada y hemos obtenido una sólida victoria, suficiente para profundizar el Socialismo Bolivariano y Democrático. Debemos continuar fortaleciendo la Revolución», dijo Chávez vía la red social Twitter y sin aparecer en público tras la divulgación de los resultados. Desde que el presidente venezolano inauguró su cuenta de Twitter a finales de abril recibe diariamente centenares de mensajes y cuenta con más de 850.000 seguidores.

El CNE no divulgó el dato esencial: el total de votos conseguidos por cada fuerza política, aunque según el bloque opositor, sus candidatos habrían logrado un 52% de los sufragios. Si esta cifra se confirma, el mensaje para Chávez sería preocupante, ya que si Venezuela hubiera celebrado presidenciales este domingo, el mandatario, que goza de altos índices de popularidad, habría sido derrotado. Pero en este momento y en virtud de una polémica ley electoral aprobada hace unos meses, la oposición puede ganar en votos pero perder en número de escaños, lo cual crea una situación inédita en el país. Esta ley establece que los Estados menos poblados, donde el gobierno de Chávez es más popular, están tan representados en el Parlamento como los que concentran mayor población, que en este momento están gobernados por la oposición.

«Debemos celebrar cívicamente y con alegría, pero eso no debe en modo alguno impedirnos reclamar lo que es justo: «logramos el 52% de los sufragios», subrayó Ramón Guillermo Aveledo, portavoz del bloque opositor de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Desde 2005, la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral) estaba controlada por el oficialismo, que poseía unos 150 diputados, debido a que la oposición decidió no presentarse a los comicios legislativos. Cinco años después y unidos en la Mesa de Unidad Democrática, los opositores dejaron de lado sus diferencias con el único fin de frenar a Chávez. Este conglomerado de partidos políticos celebró su avance electoral haciendo un llamado a la «unidad» y a la «reconciliación» de todos los venezolanos. «Nadie tuvo la mayoría total, lo cual nos obliga a negociar», recalcó Pablo Pérez, gobernador opositor del Estado Zulia.

Según el CNE, la participación en los comicios fue de 66,45%, un porcentaje muy elevado que favorece a los adversarios políticos del gobierno. La oposición se impuso fácilmente en Estados como Anzuátegui, Zulia, Táchira y Nueva Esparta, tradicionalmente no chavistas, mientras que el PSUV arrasó en Barinas, Lara, Distrito Capital y Estados amazónicos.

Problemas como la creciente violencia, la inflación récord, el desempleo, la falta de viviendas o los ataques a la propiedad privada, usados por la oposición para pedir un cambio de rumbo, fueron clave para frenar el empuje del partido de Chávez. Queda por determinar si el PSUV llegará a los 99 diputados, lo que le daría la prerrogativa de otorgar al presidente poderes excepcionales para legislar por encima del Parlamento.

¿La diversidad parlamentaria asegura una mejor democracia?
Por Maximiliano Sbarbi Osuna

A pesar de las distintas lecturas que pueden hacerse de las elecciones de ayer, era seguro que la oposición iba a celebrar la victoria, ya que al no estar presente en la Asamblea Legislativa, la obtención de 60 diputados es un gran avance, porque puede limitar que el presidente Chávez intente legislar por decreto.

Pero, muchos analistas cuestionan cómo puede ser que la oposición haya obtenido más votos que el oficialismo, y sin embargo logró 60 escaños, contra más de 94 del chavismo. El modelo federal en el que cada estado está representado por la misma cantidad de legisladores, independientemente de la densidad de población, funciona en varios países latinoamericanos, aunque ésta haya sido una maniobra oficialista para lograr más bancas.

La obtención del 52 % de los votos por parte de la oposición, sería una señal para el presidente, que debería esforzarse en captar a los electores perdidos para postularse nuevamente a las presidenciales de 2012.

No obstante, si los antichavistas no tuviesen como principal objetivo desandar el camino del oficialismo, al derribar tanto los grandes logros como los abusos, esta sería una buena oportunidad para que Chávez intentase profundizar el modelo redistributivo más allá de sus ambiciones personales.

Pero, en esta sociedad polarizada, la resistencia de las clases pudientes a las conquistas sociales de Chávez genera rechazo, como también lo hace la demagogia y la corrupción oficialista.

Si la oposición se muestra a sí misma como democrática, su llegada a la Asamblea debería ser el comienzo de debates y negociaciones que dejen a un lado el objetivo de doblegar al enemigo. Pero en la Venezuela actual, el odio es el que puede llegar a dominar la escena política, como sucedió en abril de 2002, cuando la oposición intentó derrocar a Chávez.

Sería muy saludable, para Venezuela, sumida en la recesión e inflación, que el modelo inclusivo se viera mejorado por la diversidad legislativa, pero es probable que el egoísmo de los dos bandos entorpezca el crecimiento y la inversión social, que es el motor de los logros obtenidos en los últimos años.

Fuente: Observador Global

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